domingo, 20 de mayo de 2012

Llamada


Mientras comíamos mi móvil sonó, era mi madre. De repente me di cuenta de que no había llamado a mi familia desde anoche, descolgué y me preparé para una reprimenda. Pese a mi edad seguía sintiéndome como un chiquillo arrepentido por una fechoría en cuanto mi madre, brazos en jarras, me reñía por cualquier cosa.
 Descolgué el teléfono y enseguida escuché a mi madre:
 _Pero bueno, ¿se puede saber dónde estabas? -Estaba más preocupada que enfadada, pero aun así siguió lanzándome preguntas sin darme tiempo a responder- ¿Tienes idea de lo preocupados que estamos? ¿Te crees que porque ya no estás en casa ya no tienes que dar señales de vida? ¡La última vez que llamaste estabas en un hospital velando a una completa desconocida! ¿Tú te crees que eso es normal?
_Mamá…-fue todo lo que se me ocurrió- Lo siento… Tenía la cabeza en otra parte.
La escuché respirar hondo y su voz sonó más calmada cuando dijo:
_Bueno, ya eres mayor, no debería preocuparme tanto. Supongo que tengo el síndrome del nido vacío. A todo esto, ¿cómo está ella? ¿Quién era? ¿De dónde venía? ¿Adónde ha ido?- La curiosidad innata de mi madre se superpuso a lo demás-.
_Pues está bien. Fue un golpe superficial, todavía no tengo muy claro quién es pero sé que se llama Elisabeth- Cuando escuchó su nombre, Elisabeth dio un respingo, no entendía el español y desde que había descolgado el teléfono miraba por la ventana- Es americana y no tiene adónde ir…
_¿Está ahí, verdad? Te la has llevado a tu casa. Siempre has sido muy bueno, pero debes tener cuidado, si sigues siendo tan bueno la gente se puede aprovechar de ti. Bueno, te tengo que dejar, tu hermana sale del colegio. Hasta luego.
_Adió…-Había colgado. Sonreí para mi mismo. Mi madre era así, capaz de pasar de la tempestad más furiosa a la más tranquila calma.

_¿Era tu madre?
_Sí, quería saber donde estaba y qué había sido de ti.
_Oye, sé que te estoy molestando y lo siento. Me iré en cuanto me vista.
_¿Qué? Ni hablar. No tienes adónde ir. No dejaré que te vayas.
Más tarde me di cuenta de que esas palabras las dije por mi egoísmo, no quería que se fuera.
_ Puedo volver con él.
Mientras lo decía pude apreciar en sus ojos el brillo de la determinación.
_¿Quién es él?- Tal vez en el fondo yo ya sabía quién era, pero simplemente no quería verlo.-
_Él es quien me ha regalado el anillo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario